El alcoholismo es una enfermedad crónica, progresiva y en muchos casos mortal producida por el consumo incontrolado de bebidas alcohólicas, que interfieren en la salud física, mental, social y/o familiar así como en las responsabilidades laborales.
Factores genéticos: Es ampliamente sabido y aceptado que el alcoholismo tiende ocurrir en las familias. Debido a esta predisposición genética, las personas que tienen parientes con problemas de abuso de sustancias corren un mayor riesgo de tener un problema con el alcohol.
Factores físicos: Además de las influencias genéticas, las investigaciones han identificado varios factores biológicos. Por ejemplo, las áreas del cerebro responsables del control de los impulsos, la toma de decisiones y el funcionamiento motriz se degradan cuando una persona consume alcohol. Mientras más tiempo dure el abuso del alcohol, mayor es el daño a estas áreas y al funcionamiento del cerebro.
Factores ambientales: Muchos profesionistas de salud mental consideran que el entorno de una persona puede orillarla a abusar del alcohol. Si una persona tiene una disposición genética al abuso del alcohol, es probable que ciertas influencias ambientales o circunstanciales puedan llevar a dicha persona a consumir alcohol de manera excesiva. La exposición al estrés crónico, la violencia y el trauma son ejemplos de estas influencias. Por último, si una persona carece de las aptitudes de afrontamiento necesarias o si su autoestima es baja, la presión de sus compañeros también puede provocar la aparición de un problema de abuso del alcohol.
Factores de Riesgo:
-Antecedentes familiares de abuso del alcohol u otros problemas de abuso de sustancias
-Exposición al alcohol a una edad temprana
-Baja autoestima
-Antecedentes familiares de enfermedades mentales
-Antecedentes personales de enfermedades mentales
-Bajo estatus socioeconómico
-Fácil acceso al alcohol
-Control deficiente sobre los impulsos
-Presión de los compañeros/del grupo
-Problemas en las relaciones
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